La Sala de la Finca Entre Ríos fue desde su inauguración en el año 1870, una verdadera ciudadela autosuficiente. Allí se producía y manufacturaba todo lo necesario para la vida. Contaba con una bodega, herrería, talabartería, silos o “colpas” para almacenar granos, frutas, charqui y chalona, embutidos y quesos. En sus corrales, que aún se conservan, se herraba el ganado vacuno, que era conducido en pie hacia los puertos de Cobija y Antofagasta en el Pacífico, tras quince días de penosa jornada a través de la Cordillera y de los páramos helados del desierto de Atacama.
La Sala de Entre Ríos, formaba parte de la Hacienda Luracatao y ésta de la Hacienda de Molinos, que llega a la familia Isasmendi por vía indirecta. En la sucesión del último gobernador realista de Salta, la Estancia Luracatao (término que proviene del vocablo quechua “yurac”= blanco y “ao” del kakán pueblo) y Entre Ríos le corresponde a su segundo hijo, quien manda construir la Sala por razones operativas, ya que éste sitio era el ingreso obligado a su propiedad, y constituiría desde entonces la vivienda urbana de la Finca. La sala de Entre Ríos, está ubicada, entre los Ríos Amaycha y Luracatao, de allí su nombre, y emplazada a un kilómetro del pueblo de Molinos que era por aquel tiempo, centro cultural y comercial del Alto Valle Calchaquí.
Descendientes de la familia Isasmendi, donan a la Asociación San Pedro Nolasco la casona en ruinas en el año 1984, y durante veinte y ocho meses, un reducido grupo de socios de la Asociación logra restaurar la casa, dándole nueva vida, en la esperanza de reconquistar la autosuficiencia que sus paredes cobijaron antaño.
La Sala de Entre Ríos, cuenta con todas las comodidades para el desarrollo de las actividades de la Asociación, Salón de Exposición de Artesanías, Sala de Reuniones, Depósitos y Lavadero de Lana y comodidades para teñir las mismas, Cocina comedor, un oratorio del Grupo de Alfereces de San Pedro Nolasco, cofradía de devotos ecuestres que son desde antaño custodios de la tradición cultural y religiosa de Molinos, y cuya fiesta se realiza el 1er sábado de febrero de cada años. Recientemente ha incorporado a su oratorio una imagen de la Virgen de la Candelaria del Siglo XIX, que ha recibido en donación.
Además la Sala de Entre Ríos cuenta con dos habitaciones en las que ofrece alojamiento a socios de la misma radicados en el interior y a aquellos turistas que buscan una experiencia más vital de su visita.
Recientemente gracias a un proyecto de INENCO, Instituto de Energías No Convencionales de la Universidad Nacional de Salta, la Casona cuenta con provisión de agua caliente a través de energía solar, con lo que cumple con uno de sus objetivos de conservación del medio ambiente, y preservación del bosque nativo.
Cada familia socia está representada por titular (el/ella), paga a la Asociación una mínima cuota mensual. Solo pueden ser socias personas nativas de Molinos con un patrimonio no mayor a (diez) hectáreas.Cada dos años renovamos democráticamente la Comisión Directiva, en la que pueden ser elegidos, cualquier miembro de la familia del socio titular mayor de edad.
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